domingo, 2 de noviembre de 2014

Teta-sin

Es verdad que tengo el tema teta olvidadillo. En este blog he escrito poco o nada sobre él, quizá porque me ha pillado en un momento en que no doy teta (con leche, porque sin leche mi hijo continua 'tomando' cuando así se lo pide el cuerpo)
Pero cuando leo artículos tan buenos como éste de Mónica Felipe-Larralde se me despierta el gusanillo y al mismo tiempo me doy cuenta de que a pesar de la mucha información teórica que adquirí antes del nacimiento de mi hijo y a pesar de cinco años de experiencia como madre lactante, todavía es mucho mas lo que me queda por aprender y por desaprender.
Por desaprender porque incluso madres hippys perroflauticas como yo, de las que no se tiñen el pelo y se han sacado la teta en sitios inimaginables, seguimos leyendo con mansedumbre aquello de que "la lactancia materna es lo mejor" pues no, no y no. Como bien explica Mónica, la lactancia materna no es lo mejor, sino lo normal, lo que debería ser por defecto, igual que lo normal para concebir un hijo es lo normal, y no por haber fecundaciones in vitro la gente deja de...
La leche de la teta humana es lo normal y darle a un bebé humano leche de vaca en polvo debería ser sólo un último recurso al que recurrir cuando realmente todo lo demás falla.
Y al igual que no está socialmente mal visto recurrir a la FIV cuando no se puede concebir de la manera normal, tampoco debería estar socialmente mal visto alimentar a un bebé con leche de fórmula. Atacar a quienes "dan biberón" nos hace un flaco favor a todos. No se trata de atacar. Entre bomberos no se pisan la manguera y eso deberíamos hacer las madres.
A nadie se le ocurre que sea peor o mejor madre quien ha concebido a su hijo por FIV, por el mismo motivo no habría ni que plantear el debate de si es es mejor o peor madre por el tipo de lactancia. Pero tampoco se le ocurre a nadie (que sepamos) saltarse la vía natural e irse directamente a la FIV con argumentos como "es que tener que hacer el amor todas las noches es una esclavitud" o "si no me tengo que acostar con mi marido me queda tiempo para mi" o "me lo programo en la clínica y así no tengo que faltar al trabajo"
La leche materna humana es perfecta para un bebé humano, lo dicen los estudios, la naturaleza, el sentido común, el corazón y hasta el olorcito de las cacas de un bebé que mama, de un par de meses. Lo niegan los fabricantes de leche en polvo. Lo niega el patriarcado en general, que tonto no es, y sabe que una mujer que se convierte en madre que amamanta es una mujer que adquiere un poder que nunca antes había tenido. Así me sentí yo a los tres dias de nacer mi hijo por cesarea, con un poder que no había sentido nunca. Después de que me sacaran al niño de dentro sin yo notar ni sentir nada de nada, la lactancia vino a suplir esa falta de sentimientos por un lado y a removerme por dentro como un ciclón, pero ese es otro tema.
Despues de algunos periodos sin amamantar, mis tetas ya no hacen leche, pero siguen siendo el recurso fantástico en muchas situaciones. Mi hijo me pide teta cuando sabe que necesita relajarse un poco antes de dormir, si se nota inquieto, si le duele algo, si algo que ni él mismo sabe qué es le mantiene intranquilo... teta!!! mas o menos le da el uso que muchos adultos hacen/hacemos de los ansiolíticos. Con cero efectos secundarios, claro. Y ya es mera succión, no lo hace por la leche en si, sino por contacto, cariño, protección... por ese otro tipo de 'alimento' que es igual de importante que el alimento físico. Se sigue alimentando él y a mi también me sirve... hasta sin leche, la teta es la leche!

martes, 14 de octubre de 2014

Juicios... condenas

Reconozco que me resulta difícil no juzgar a las otras madres. Pero también me reconozco que cada vez lo hago menos, o evito mas el hacerlo, o me doy cuenta y paro a tiempo.
Porque me doy cuenta de que juzgar es una cosa que he mamao. Y lo que se mama pesa mas que lo que se 'hereda' genéticamente hablando. No hacía falta, respecto a eso, que se inventara la epigenética. Lo que se ha mamao, se incrusta a la neurona como un resto de lasaña precocinada,
Mamao, mas de mamá que de mamar. Lo que durante la mayor parte de tu vida has visto, has aprendido y no se si aprehendido también, lo que has interiorizado como normal, eso es lo que haces. A menos que te arremangues bien y metas la fuente de la lasaña en agua caliente y jabón, y tengas la bendita paciencia de esperar, y después frotar, y volver a remojar, y otra vez darle...
Reconozco que juzgo y muchas veces de manera superficial a otras madres. Y no es que las juzgue, que eso nunca es problema, el problema es que las condeno a la de ya, y por supuesto en segundo y medio mi ego me declara 'mejor madre'
He mamao juzgar a todo quisque, tender a opinar lo peor, resaltar carencias e ignorar virtudes; señalar fallos y salir, como no, siempre ganando en la comparación.Y en la maternidad no iba a ser menos. El ego serpentea buscando paz de la que nutrirse, pero yo desde mi bañera de agua caliente con fairy, creo que puedo reconocerme que le reconozco, bacalao, aunque venga disfrazao. Hace poco leí que pensarse mas 'evolucionado' o mas 'profundo' o mas 'espiritual' que los demás no es mas que una trampa del ego. Y así es. Tampoco hace falta ser Einstein para darse cuenta.Salvo algún caso flagrante -que de todo hay- la gran mayoría de madres, como de personas, lo hacemos (en contra de lo que yo mamé)  lo mejor posible. Aunque yo creo que si que hay madres mejores que otras, igual que hay pasteleros mejores que otros. Pero ese es otro debate. Así que en cuanto me sorprendo poniendo mentalmente a caldo a una madre que hace tal, o a otra que hace pascual, saco mi estropajo (mental, claro) y busco con alguna otra área de mi cerebro (o de mi corazón, supongo) algo de esa madre que si me guste, que me aporte a mi como madre, que me haga crecer y aprender de ella, porque seguro que algo bueno tiene que no tengo yo, y es con eso con lo que quiero quedarme y no con lo otro. Quiero elegir yo, y no que elija lo mamao, y aunque es costoso y difícil, lo voy consiguiendo, y es muy satisfactorio

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Maternar

¿Qué significa maternar a un niño? Significa dar prioridad a las necesidades básicas de la criatura por sobre las propias. ¿Por qué nos resulta tan difícil? Porque cuando nosotras hemos sido niñas, no hemos sido colmadas en la medida de nuestras expectativas. Hoy que hemos devenido adultas, en parte anhelamos auto satisfacernos, nutrirnos y cuidarnos para compensar aquel vacío original. Así se establece una “lucha” entre el deseo del niño real y el deseo de la niña que habita en nuestro interior.  Resulta que ése será el principal desafío: el de reconocer la infancia real que hemos experimentado. Especialmente la distancia que hay entre aquello que nos aconteció (el nivel de desamparo, soledad, violencia, engaños, castigos o incomprensión al que hemos estado sometidas) y aquello que creemos recordar. Si no tenemos un panorama claro sobre las experiencias de nuestra niñez, difícilmente podamos comprender aquello que el niño reclama hoy.
¿Sirve evocar la propia infancia cuando tenemos hijos? Más que nunca. Porque no podremos comprender, percibir ni compadecer a un hijo; si antes no hemos retomado el contacto íntimo con la niña que hemos sido.
Laura Gutman
Qué bonita verdad es esa de que cuando nace el hijo, nace la madre. Lo que no es menos cierto es que mientras crece el hijo, crece también la madre. No es menos cierto, pero también es muchísimo menos frecuente, por ignorancia, por cobardía, por cultura o por costumbre, o seguramente por esas y otras muchas cosas. 
Crecer mientras tu hijo crece, reandar tus pasos, volver a tener cuatro años cuando tu hijo tiene cuatro años, es una tarea dura, difícil, casi titánica, diría yo, tanto mas cuanto mayor es esa distancia que magistralmente explica la Gutman. 
Maternar, como ella dice, o bien-criar, o simplemente criar, para mi también es dar prioridad a las necesidades de la criatura, por mal visto que esté, que lo está. Eso aun hace mas arduo el recorrido, el reencuentro con 'la niña que hemos sido'
Leer a Laura Gutman me reconforta, me sirve y me calma; sabe poner palabras a emociones de las que nadie habla.
Para mi, el proceso que ella llama "evocar la infancia" ha sido y es un proceso inevitable. No se si otras madres se lo ahorran, se lo saltan, o lo intuyen y lo encierran bajo siete llaves. Si que se de alguna otra que también lo vive a full. En mi caso es algo que varía entre una suave brisa en la superficie de un lago y el efecto de una batidora entre los ingredientes de un gazpacho. Unas veces mas intenso y otras menos.
Qué razón tiene la Gutman, no puedo acompañar a mi hijo, aceptarlo de verdad, criarlo en todos los sentidos, si no soy su madre, su madre adulta y no una niña que está a su misma altura y sólo se relaciona con el en términos de lucha por no se sabe bien qué.
Evocar mi infancia me resulta en lineas generales bastante doloroso. Porque la distancia es grande. La distancia entre lo que creía recordar y lo que recuerdo.La distancia entre cómo lo veía y como lo veo. La distancia entre lo que no comprendía y lo que voy comprendiendo. Mi etapa adulta-antes-de-madre fue un periodo de calma, al menos en superficie, una época de 'aquello pasó y pasó' pero el nacimiento de mi hijo ha sido la pedrada lanzada al lago en calma. 
Y como sanar de verdad una herida mal curada, es un proceso incómodo, duro y doloroso. Y la paciencia nunca ha sido mi fuerte, pero esa misma piedra que arrambló con la calma es la que me da energía para seguir el proceso, para bien-criarlo a él, y al mismo tiempo curarme yo. Incluso para volver a romper huesos rotos que soldaron mal, y colocarlos esta vez en su sitio. Cómo dijo alguien "soy afortunada: nada en esta vida me ha resultado fácil" 
No se cuánto durará este proceso, quizá ni siquiera termine, no me importa, si sirve para bien de mi hijo, y de manera simbiótica, para el mio propio. 

lunes, 14 de abril de 2014

Buenos y malos. La historia de (casi) siempre

Hasta en los dibujos me encuentro el mensaje, señal mas clara que la sopa de un asilo; Un PowerMasterNinjaTurbo de ojos amarillos saltones le cuenta su vida a otro, recordando un capítulo de juventud donde permitió que las palabras de otro (el malo) se transformaran en él mismo en instrumento de lucha. Vamos que el malo le dijo de todo menos bonito y él, en lugar de permitir que esas palabras resbalaran sobre el "como el agua de un rio sobre las piedras" (sic), pues el bueno, se dejó llevar y se enfadó, se cabreó mucho muchísimo, vamos, que luchó con el malo y no se sabe bien quien ganó (el mensaje es que nadie gana con estas cosas) pero el tio va y saca la moraleja de que la culpa fue suya por permitir que las palabras del malo le afectasen tanto.
Y yo me pregunto si hay que ser de alguna pasta especial para entender estas cosas. Bueno, no para entenderlas, sino para aplicarlas. Porque yo entenderlo lo entiendo, es mas me parece una teoría fantástica y maravillosa. Pero también me pregunto si no será simplemente que el malo es malo y que simplemente por eso es malo; y que si encima el bueno por ser bueno tiene que aguantar podredumbres ajenas y no sólo apechugar con ellas sino sentirse despues culpable de no haber podido capear el temporal. Me faltarán reencarnaciones, pero no lo entiendo y no lo entiendo (pucherete) que ya digo, que lo entiendo pero que me parece una putadita cósmica.

jueves, 10 de abril de 2014

Arrepentimientos

Tener al lado la niña que fuiste y la anciana que serás. Para consultarlas en caso de duda. Lo leí una vez en alguna parte (habré leído...!) Parecido a imaginarte en tu lecho de muerte y probar a pensar que te gustaría haber hecho en determinada situación. Ahora también leyendo me he encontrado con este regalo: las cinco cosas de las que mas se arrepienten las personas que están a punto de morir (es un link) Que es una cosa que nos va a pasar a todos por mas que lo queramos disimular. Es un texto con mucha miga y también con mucha corteza; una joyita que ha tenido a bien recopilar la autora del libro a partir de su experiencia. Necesitaría tiempo, calma, silencio (real y metafórico), papel y lápiz, y puestos a pedir/soñar un terapeuta divino que me llevara un poco de la manita por los sombríos caminos de mi sombra, valga la rebuznancia. Pero con los cuatro primeros de los cinco ya me daría por mas que contenta.
Mi vida ha cambiado mucho y mi pasado, de ahí el subtítulo del blog, es exactamente el mismo pero visto ahora desde una luz diferente.Las cosas de las que supongo que yo me arrepentiría si me muriera mañana (no lo quiera el Cosmos) son diferentes.
El Universo -llámalo Dios, llámalo Purkinje...- en su infinita sabiduría, combinada con las trece dimensiones que reconoce la física cuántica, mas el tiempo, que hace la catorce, el Universo, digo, me lleva entre algodones por mas que a veces yo me ponga en modo high-ceporra y no vea mas allá de mis retocadas corneas, y necesite la ayuda de un alma lista y un corazón alegre -mi hijo, por poner un poner- para darme cuenta. Para darme cuenta de eso, de que Purkinje Nuestro Señor me da todo lo que necesito y mas, se anticipa, me ayuda, me prepara, por mas que a veces no sea capaz de verlo o agradecerlo como debiera (otras veces si, cuando me pongo en modo quality-clear) Si hasta los Stones lo cantaban: you can't always get what you want / but if you try sometimes well you might find / you get what you need Y eso es lo que a mi me pasa. No hay cosa en esta vida que no esté ya puesta en una canción.A ver si encuentro alguna que incluya un difficulty increasing. Pío pío.

jueves, 30 de enero de 2014

Momentos tomate

Soy feliz en condiciones muy extrañas.Cuando menos me lo espero. A veces también soy feliz en situaciones en la que es social y políticamente correcto serlo. Entonces es un subtipo de felicidad distinta, como mas convencional, a veces hasta pelín pritigüoman. Pero otras veces se alinean los planetas o mis chakras -lo mismo me da- y en situaciones en las que se supone que no hay un porqué, va y de repente me encuentro muy bien.
La primera vez que me pasó semejante momento-arrebato las condiciones, externas e internas, eran las siguientes: domingo por la mañana, trabajando en la cocina del hospital, cortando tomates. La noche anterior había salido y había dormido poco (lo que yo en mi ignorancia consideraba 'dormir poco' a.d. P). Las rodillas me dolían. En la radio sonaba la 97.7 (que viene a ser el radiolé versión valenciano-pepera) De repente me sentí muy bien, tuve un momento de felicidad tontuna al mas puro estilo Sanchez Dragó. Todo estaba bien, todo estaba en su sitio. Todo era como tenía que ser. El olor que iba saliendo de los tomates a medida que los cortaba me hacía feliz.
Hoy he tenido un momento bastante parecido.Algo de cansancio físico. Muchas cosas en la cabeza, la gran mayoría buenas.Trabajando sola o a ratos con el que ahora es mi jefe. Un punto en comun es el de los olores. Entre cafés, tes, tisanas, especias, chocolates... el olfato es el sentido que menos procesamos, llega practicamente enterito al cerebro y desde allí las moleculitas hacen de las suyas (en este caso unas suyas buenas)
Decía Juan el coixo, el monitor del gimnasio, que si no nos esforzamos, no tendremos fuerza. Hace tiempo me enteré de que había muerto, pero aquella frase suya que una vez le oi decir, me la guardo para siempre. Y la engancho a otra que le oi a Julia Otero (Otero, quiero conocerte!!!) que venía a decir algo así como estar triste es normalmente la opción mas fácil
Será por eso que soy tan poco navideña, porque si hay algo que no soporto es que me impongan las cosas, aunque esa imposicion sea pasarlo bien y/o ser feliz, no quiero hacerlo a golpe de calendario; no es que no quiera, querría, pero no me sale. Cuando soy feliz, cuando, como y donde no toca, entonces aun soy mas feliz, porque mi aura se expande o mi abuelo me abraza. Soy atípicamente feliz, casi todo el tiempo, casi todo el rato. Me esfuerzo y eso me hace ser fuerte.Oigo canciones escritas solo para mi.Valoro lo que tengo, todo lo que tengo, cosas materiales, o mejor dicho, o mejor escrito, cosas de las que dispongo, porque eso de tener las cosas es una movida muy de aqui-y-ahora. Dile tu a un indio del amazonas que te matas a trabajar para poder "tener" un piso donde "vivir" Se descojona enterito.Dicen los profundos que lo que das, te lo das; lo que tienes, te tiene.Yo como soy un poco de estar por casa en estos temas, estoy intentando juntar cuatro eurillos, que lo cortés no quita lo torpedo. Pero que si, que los momentos-tomate no tienen precio, vienen porque si.y hay que conservarlos. Ponerlos en conserva por si vuelve el frio invierno.

martes, 21 de enero de 2014

This is the sea

Dejé marchar la agenda de los meses D (d, de difícil). Duró lo que tenía que durar. De mis sucesivas agendas, la mayoría de ellas, simples libretitas, he aprendido que lo que cuenta es hoy, un poco de mañana y un menos de ayer, y que cuando las hojas de la agenda se terminan, hay que empezar otra. Repaso todo y miro si hay algo que no deba perder y lo salvo. La mayor parte del contenido se ha convertido ya en esa cosa que los mortales llamamos pasado y a la que los físicos se refieren con nombres fascinantes. Si, he aprendido de mis agendas.

Mi agenda de todos los días D, la Power Girls de fondo amarillo se me hizo un poco difícil de tirar y reconozco que tuve la intención de hacer eso tan rechinante que es 'guardarla de recuerdo Se elmpezó a convertir en una flanera con restos de caramelo líquido apetecibles de chupetear. Entonces quise tirarla sin mas. Luego pensé hacer una excepción y conservarla en plan para-acordarme-de-ese-periodo-difícil. Pero demasiado caramelo empacha. La tiro. No. La guardo, es una prueba de que se puede superar los momentos difíciles. Nunca la voy a tirar.Menos mal que una zona medio inteligente de mi cerebro contestó: "bonito plan". Y dije 'la tiro, la tiro...' Resultado final: gris. Le di varias vueltas, la lleve mas días de la cuenta en mi bolso, me acompañó en mas de un trayecto de tren y/o bus. Su única excepción ha sido... digerirla un poco mas. No fue una época cualquiera y merecía mas tiempo. La Power Girls de fondo amarillo me ha concedido todo lo que le anoté y mas. Tenía un buen sector de agradecimientos. Cuando se  terminó la digestión de la agenda, me quedé con lo que me servía. Y si esto fuera un libro de autoayuda, diría que la tiré con amor y dando las gracias. Pero vamos que la eché a la basura sin mas ni mangas.

Mi pasado es mi agenda, mis agendas, mis libretas. Ya no está, sólo me queda lo que me sirve. Literalmente hablando y metafórica-profundamente hablando. La expresión "quiero que todo sea como antes" me da mucha tristeza. Es lo último que quiero. Quiero hojas en blanco por delante y un hoy lleno de cosas interesantes por hacer. Interesantes, de interés. Divertidas, o a veces aburridas, obligatorias, alegres o fantásticas, pero vivas, muy vivas. No quiero ni de lejos que las cosas sean como antes. That was the river, and this is the sea. Quiero que todo sea como ahora.

jueves, 9 de enero de 2014

Mariposas 2014

Estamos a nueve de enero y parece que ya va tocando aparecer por aqui. Vengo menos de lo previsto, y eso puede ser por dos cosas a) falta de tiempo b) estoy bien; a) es la excusa mas vieja y mala de todos los tiempos: cuando alguien quiere realmente -realmente- hacer algo, siempre encuentra tiempo, siempre saca tiempo de donde sea a costa de lo que sea. Eliminada la opción a) me queda la b) que será esa, porque ya desde mi antigua casa me daba el filin de que siempre escribo mas cuando lo necesito. Y quizá ahora lo necesito menos. Y también es un poco cierto que me queda poco tiempo libre, y que cuando alguna vez se me ocurre algo, el portátil me queda lejos y no me da tiempo de llegar, lo cual nos remite de nuevo a a)

La vida sigue de todo menos igual. A veces pasa mas rápido de lo que parece que pueda asimilar. Hoy he leido una frase que decía algo así como que vivir es igual que montar en bicicleta: si quieres mantenerte en equilibrio, no puedes dejar de avanzar. Rollo la hipótesis de la Reina Roja en evolución, que es una hipótesis muy resultona. Como dice el proverbio inglés, ningún marinero se hace experto si el mar siempre está en calma. (no se si de ese proverbio han destilado lo de que no puedes evitar que haya olas pero puedes aprender a surfear) A mis años que son ya muchos, creo que en un mar siempre en calma buscaría desesperadamente las olas, y no por masoquismo sino por mantener la musculatura (metafóricamente hablando, claro, porque...) en forma.