viernes, 20 de febrero de 2015

Semillas

Me pongo a escribir sobre otras cosas porque es lo que se me ocurre, o porque me apetece, pero otras veces me pongo a escribir sobre otras cosas porque no se cómo enfrentar el tema por el que realmente empecé este blog.
Todo es según el color del cristal con que se mira. Durante mucho, mucho, mucho tiempo, he mirado a través de cristales que me hacían verlo todo de un determinado color.
Por años y años, no he visto el cristal sino sólo el mundo, exterior pero también interior, teñido por completo del color que ese cristal le daba.
El paso del tiempo no ha sido suficiente para darme cuenta. El mero hecho de cumplir años, en según qué cosas, tampoco me ha servido para aprender nada. He tenido que casarme, tener un hijo y divorciarme, en ese orden, para que al fin ese cristal empezara a soltarse, a desteñir pequeñas gotas de color a veces, a estallar en según que partes otras.
Qué razón tienen, creo yo, quienes dicen que cuando tienes un hjo reandas tus pasos. Revives tu vida. Y qué razón tiene también, y esta no es opinable, la frase que dice que 'cuando nace el hijo, nace la madre' Yo nací como madre cuando nació mi hijo, y a partir de ahí, o quizá un poco antes, desde que pensé a mi hijo, lo llamé, lo quise, lo busqué, ahí todo cambió y el proceso es ya imparable.
Todo es según el cristal con que se mira, y el título de este blog guarda un secreto tonto que solo yo conozco. Y es que la verdad, esto no es mas que el sustituto barato -en sentido puramente económico- de una terapia. Esto viene de la necesidad de curar mis ojos de las heridas que a veces les produce el estallido de los cristales a través de los que durante tanto, tanto tiempo, he mirado.
A veces, como ahora, cuando tengo tiempo, me dedico a buscar información en este bendito medio que es Internet, leo, descubro, encajo, recuerdo, asocio, y sobre todo sufro. Pero es un sufrimiento de alguna manera sanador.Porque leo y me resuena, leo y me identifico, leo y pienso, no estoy sola en esto, no soy la única en esto. Y eso es un buen principio, estalla el cristal que me hacia ver que era diferente, defectuosa quizá, rara en el peor de los sentidos. Cuando se rompe el cristal, los trocitos se clavan y duelen pero al mismo tiempo, es un peso que sale de encima.
Aqui busco el apoyo que no puedo encontrar en otra parte para hacer algo que ahora se que tengo que hacer. Algo que ahora mismo soy incapaz, pero que conseguiré. Se que no se entiende nada, o no se entiende apenas, pero me da lo mismo. Lo escribo para mi, porque la semilla está plantada, de hecho la semilla lleva mucho tiempo esperando como sólo las semillas de verdad saben hacer, protegiendo su contenido, con un sentido del tiempo que los animales no alcanzamos a comprender.
Yo no se aun cómo tratar a esta semilla, tengo miedo a regarla poco o mucho, miedo a exponerla demasiado al sol, o demasiado poco, tengo miedo a que germine y mas miedo aun a que no. No se si tendrá flor o si se desarrollará fuerte y sana o apenas morirá con un par de hojitas. El caso es que a dia de hoy no se como debo tratarla.
Doy gracias cada día, a veces a cada rato, a quien corresponda, por el hijo que he tenido que, con perdón por lo trillado de la frase, es lo mejor que me ha pasado y que me habría podido pasar en mil vidas. Gracias por él mismo, por su existencia como esa personilla maravillosa que es, por poder acompañarlo en su descubrir la vida, por tener la oportunidad de darle mi mejor parte. Gracias por el dolor que me supone el remover mi propia vida, porque sacar mierdas, airear y poner al sol es la única manera de arreglar las cosas de verdad. Duele pero vale la pena.

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