martes, 14 de octubre de 2014

Juicios... condenas

Reconozco que me resulta difícil no juzgar a las otras madres. Pero también me reconozco que cada vez lo hago menos, o evito mas el hacerlo, o me doy cuenta y paro a tiempo.
Porque me doy cuenta de que juzgar es una cosa que he mamao. Y lo que se mama pesa mas que lo que se 'hereda' genéticamente hablando. No hacía falta, respecto a eso, que se inventara la epigenética. Lo que se ha mamao, se incrusta a la neurona como un resto de lasaña precocinada,
Mamao, mas de mamá que de mamar. Lo que durante la mayor parte de tu vida has visto, has aprendido y no se si aprehendido también, lo que has interiorizado como normal, eso es lo que haces. A menos que te arremangues bien y metas la fuente de la lasaña en agua caliente y jabón, y tengas la bendita paciencia de esperar, y después frotar, y volver a remojar, y otra vez darle...
Reconozco que juzgo y muchas veces de manera superficial a otras madres. Y no es que las juzgue, que eso nunca es problema, el problema es que las condeno a la de ya, y por supuesto en segundo y medio mi ego me declara 'mejor madre'
He mamao juzgar a todo quisque, tender a opinar lo peor, resaltar carencias e ignorar virtudes; señalar fallos y salir, como no, siempre ganando en la comparación.Y en la maternidad no iba a ser menos. El ego serpentea buscando paz de la que nutrirse, pero yo desde mi bañera de agua caliente con fairy, creo que puedo reconocerme que le reconozco, bacalao, aunque venga disfrazao. Hace poco leí que pensarse mas 'evolucionado' o mas 'profundo' o mas 'espiritual' que los demás no es mas que una trampa del ego. Y así es. Tampoco hace falta ser Einstein para darse cuenta.Salvo algún caso flagrante -que de todo hay- la gran mayoría de madres, como de personas, lo hacemos (en contra de lo que yo mamé)  lo mejor posible. Aunque yo creo que si que hay madres mejores que otras, igual que hay pasteleros mejores que otros. Pero ese es otro debate. Así que en cuanto me sorprendo poniendo mentalmente a caldo a una madre que hace tal, o a otra que hace pascual, saco mi estropajo (mental, claro) y busco con alguna otra área de mi cerebro (o de mi corazón, supongo) algo de esa madre que si me guste, que me aporte a mi como madre, que me haga crecer y aprender de ella, porque seguro que algo bueno tiene que no tengo yo, y es con eso con lo que quiero quedarme y no con lo otro. Quiero elegir yo, y no que elija lo mamao, y aunque es costoso y difícil, lo voy consiguiendo, y es muy satisfactorio

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