lunes, 28 de octubre de 2013

Tortilla para cenar

El viernes finalmente no terminó tranquilo; me llamaron para darme una información que me dejó preocupada. Pre-ocupada porque hasta hoy lunes no he podido hacer nada al respecto del tema aparte de -casi inevitablemente- calentarme la cabeza. Calentarme la cabeza, y, eso si es útil, darme cuenta de que me tengo que poner mucho las pilas, y ya. Y hoy lunes la 'contra-información' (no se si existe la palabra) que he pedido no ha tenido respuesta -de momento-

La mañana del domingo fue muy cálida, primero P. y yo estuvimos en el cementerio junto con TC a ver a mis abuelos, y luego pasamos el resto de la mañana en su casa. Mas información, mas piezas, mas colores nuevos para los cristales. Todo se va engranando. O casi todo.

Y el resto de cosas no me apetece contarlas, o no me sale. No se porqué. Y no será porque no estoy siempre dando la chapa con las mismas batallas. No puedo. Solo que un día mas, un día menos.

Hoy P. se ha despertado un montón de veces durante la noche, y a las siete y media estaba en pie. Pasamos todo el día juntos. Hago encaje de bolillos para estar ahí, para estar de verdad y seguir criándolo como creo que debo hacerlo, a mi propia manera. Que creo que hasta ahora no se puede decir que haya ido mal. Pero cuando te quedas sin aire todo se vuelve mas dificil, como si llegaras a un planeta tres veces mas grande que la Tierra. Suerte de mis botellas de oxígeno. 


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